Capítulo 9. Siete

—¡Caballero! Sí, a usted.
—Martin… pará que estoy… tratando… de hacerme…
—¿Una paja? Insaciable el chabón, eh. Ajajaajja.
—No… Estoy tratando de hacerme el boludo… me quiere parar un cana.
—¡¿La cana?! ¿Qué hiciste ahora, Maurito? Jajja.
—Creo que nada. ¡No!, no “creo que”, nada: ¡no hice nada!
Entonces el teléfono se me cayó y no pude negarme más: que fuera lo que fuera. Mi trasero quedó expuesto y al viento mientras me agaché, blanco perfecto para el oficial. “DOCENTE SECUNDARIO TOCÁNDOSE EN ESCUELA”, “OTRO DOCENTE ABUSADOR”, “DOCENTE INDECENTE”, “DOCENTE LE HACE PLÍN PLÍN A LA DECENCIA”, “DOCENTE ACARICIA MASCOTITA DEL JARDÍN DE INFANTES”, “RIVER 5, HURACÁN 0: DOCENTE SE HACE LA PAJA FRENTE A ESCUELA PRIMARIA”, imaginé que serían algunos de los titulares. El policía estaba cerca.
—Hola, Martin. Disculpá… Se me cayó el celular… Estoy tratando de… Lo tenía con el hombro… botones de mierda… tengo la bragueta abierta, encima, todavía, y se me…
—¿Qué hacés con la bragueta abierta en la calle? ¿Y la cana? Chabón…
—Caballero, ¿no me escucha? ¿Qué hace? Documento, por favor…
—Eh… S… Sí, oficial…
—Chabón, ¿te estabas masturbando en público? ¡Qué chabón! Clavarse una en el medio de la calle… eso ni yo…
—NO ME ESTABA MAST… Je… ¿Todo en orden oficial?
—Acompáñeme al móvil, señor.
—Martin, te tengo que cortar. Me lleva el oficial.
—¡¿Qué?! ¿Qué pasó, man?
—Nada, después te llamo. Abrazo.

El policía miró mi documento, me miró a mí, volvió a mirar el documento. Me dijo:
—Criollo el apellido, eh… —mi apellido tiene cinco consonantes y dos vocales.
—Ah, sí, jeje —fingí la risa como el agua escapa a raudales de una represa agrietada.
—Le explico, caballero. Estamos necesitando testigos para un allanamiento. Usted está en condiciones. Subasé nomás. Operativo antidrogas. Ahí tiene el chaleco. Póngaselo. Acá, adentro del vehículo, va a estar seguro.
¿Y en qué pensé, entonces? Sí, la compañera del oficial estaba linda, pero bajo esas circunstancias pensé en otra cosa: en que así habían empezado muchos que después terminaron pelados, con barbita candado y un abogado de camisas flúo.

No me quiero inCertar

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