Capítulo 32. Cosas que pasan

Bueno, escribo rápido porque me tengo que ir a ver un capítulo de Flash.
La cosa es que el otro día estoy en un telo con una mina. No sé, la conocí esa noche en un bolichón medio oscuro, de mala muerte, y menos mal que de noche todos los gatos son pardos. Yo le debo haber parecido un nabo tanto como ella me resutaba indiferente. Pero los intereses comunes nos llevaron a esa habitación.
Lo paculiar del caso es que sólo quedan disponibles las temáticas. El azar nos lleva a una de superhéroes.
En un momento, mientras entramos y me voy sacando las zapatillas, levanto la vista y la veo mirando a Hulk gigante en la pared. Me dice: “¡Mirá el lomo que pegó Shrek!”.
En ese mismo momento lo sé. Al instante. Como un flechazo. Tengo que rectificar la situación. Ya no me importa nada más que esa afrenta. Quedaré como un payaso, un patán, pero esa piba va a salir diferenciando a Hulk de Shrek.
Así que agarro y le digo que Hulk es una bestia que destruye todo a su paso y que sale de Bruce Banner cuando éste se enoja. Y a medida que le digo eso, le voy haciendo la mímica. “Así, ¿ves?”, y le muestro la sequedad, la animalidad de los movimientos del Hulk. Empiezo a hacer sonidos guturales. Hasta le hago como gorila enojado que salta en el lugar y agita los brazos. Me rompo la remera como el Hulk de la serie de los 70. Me le acerco. La olisqueo. El pelo, la nariz, la boca, el cuello…
Si bien no es mi intención, está asustada. Le tiembla el cuerpo, los puños cerrados. En cuanto veo eso, me enderezo proponiéndome volver a ser el Dr. Jekyll. Pero su respiración aumenta, cada vez más rápida, más fuerte. Antes de que pueda decir algo, me baja los pantalones y me salta encima como una tigresa sobre una indefensa gacela de ojos tiernitos mientras me grita: “¡Haceme tuya, papi, que soy toda tu Fiona!”.

Imagen1248

Leave a comment